En 2010 se dirigió a nosotras una persona que, mientras estaba haciendo reformas en su caserío, había encontrado escondidos en el desván varios objetos pertenecientes a su abuelo. Entre aquellos enseres dio con uno que le sorprendió extraordinariamente. Se trataba de un diario escrito de su puño y letra durante su paso por la Guerra Civil.
El diario estaba escrito aprovechando los huecos que quedaban libres en una agenda del año 1934. Esta improvisación nos hizo pensar que escribir un diario de guerra fue una decisión de última hora, quizás motivada por la preocupación de que le pasara algo en el campo de batalla.
Sea como fuere, un diario es algo personal e íntimo, por lo que no diremos el nombre del autor, ni si quiera el bando en el que luchó, ni desvelaremos su contenido, ya que esos datos sólo le corresponde conocerlos a la familia.
Lo que contamos aquí es cuál fue nuestro consejo sobre cómo tratar ese pequeño tesoro. A pesar de estar algo rota y deshilachada, la agenda -o mejor dicho el diario- todavía se encontraba en buen estado. Además de una serie de medidas básicas para la conservación del original, recomendamos su digitalización. De esta forma, su nieto -actual propietario del diario- pudo compartir fácilmente copias con el resto de la familia sin tener que desprenderse del original ni ponerlo en riesgo pasando de mano en mano.
En este caso fue un diario, pero con las imágenes en papel o la documentación antigua ocurre lo mismo. ¿En cuántos hogares habéis visto las fotografías almacenadas en cajones o cajas de galletas? ¿Y dobladas? ¿Y desordenadas o mezcladas?
Como consecuencia, muchas veces se deterioran y no tienen reparación, o pasan de generación en generación sin pena ni gloria, como un puñado de fotos antiguas donde ya nadie conoce a nadie. Otras veces se desperdigan entre familiares sin criterio alguno, o hay alguien que se encarga de acapararlas todas, dejando al resto de la familia sin la oportunidad de tener a mano sus recuerdos.
Las imágenes familiares pasan de generación en generación como un puñado de fotos antiguas donde ya nadie conoce a nadie
La tecnología puede aliarse con el pasado y ayudar mucho. Sólo hay que armarse con un poco de paciencia, un ordenador y un escáner, y algunas de esas situaciones que acabamos de mencionar podrán evitarse. Te enseñamos aquí un método muy sencillo para digitalizar el archivo fotográfico familiar o corporativo sin que esta tarea se convierta en un infierno:
1.- RECOPILA
Reúne tantas fotografías como sea posible, sean de buena o mala calidad, ya tendrás tiempo de hacer una buena selección y de retirar las que no aporten nada. No hay que olvidar que con las cámaras analógicas no teníamos la ventaja de ver el resultado hasta que se revelaba el carrete, así que muchas veces nos encontrábamos con sorpresas desagradables, es decir, con fotos en las que no se veía nada. Si tienes que pedir imágenes a otras personas, guárdalas en sobres a parte para no mezclarlas con las tuyas e identifícalos exteriormente con el nombre de su propietario/a. Además, asegúrate de devolverlas pronto y en perfecto estado.
2.- CLASIFICA
Con ayuda de los miembros de tu familia o compañeros de empresa, en especial los de mayor edad, clasifica las fotos y documentos por fechas, y si no lo tienes muy claro, hazlo al menos por años o por etapas, por ejemplo: «1969. Servicio Militar» o «1954. Ampliación de la tienda».
Clasifica las fotos por fechas y trata de contextualizar su contenido: lugar, motivo, personas que aparecen en ella…
3.- IDENTIFICA
Trata de contextualizar las imágenes, es decir, no anotes sólo la fecha, sino también en lugar, el motivo, y sobre todo, quiénes aparecen en ellas. En este punto será de gran ayuda la información que te proporcionen las personas de tu entorno, así que presta atención y anótalo todo cuidadosamente.
4.- DIGITALIZA
Una vez que hayas realizado esta tarea de «desbroce», comienza a digitalizar las imágenes y documentos con ayuda de un ordenador y un escáner. Te aconsejamos seguir un orden cronológico (aunque sea de forma aproximada) y nombrar los archivos con un número o referencia, porque de lo contrario el trabajo se convertirá en una pesadilla. Además, procura cumplir unos parámetros mínimos de digitalización para que el trabajo no acabe siendo un «churro» y no puedas darle ninguna utilidad:
- Formato: TIFF (Si utilizas JPEG que sea a máxima calidad)
- Resolución: 600 ppp
5.- DESCRIBE
Una vez finalizada la digitalización, puedes añadir la descripción que hayas conseguido de cada fotografía directamente en las propiedades del archivo, utilizar algún programa específico para catalogarlas y añadir los metadatos, o anotar en un documento aparte el nombre de cada imagen con los datos que le corresponden (algo muy básico pero muy sencillo y útil cuando hablamos de archivos familiares).

EJEMPLO:
Fotografía núm. 150
Agosto de 1981
Sopeñano de Mena (Burgos)
De izquierda a derecha:
Silvia […], Marta […] y David […] jugando sobre la valla de entrada de la casa de la abuela Elena.
6.- HAZ COPIAS DE SEGURIDAD
Haz copias de seguridad del trabajo que lleves avanzado a menudo, no queremos llevarnos disgustos ni malos ratos. En un pendrive, en un disco duro externo, en un CD-Rom, tú verás, tienes muchas posibilidades, pero no tientes a la suerte…
Podrás sacar partido a tu archivo fotográfico familiar de muchas formas: para hacer un regalo, para crear álbumes digitales, para hacer copias en papel…
7.- ARCHIVA Y COMPARTE
Cuando hayas concluido el trabajo tendrás la opción de archivarlo en distintos soportes digitales y hacer copias para distribuir entre tus familiares o allegados, así todos/as podrán disfrutar de los recuerdos e incluso ver imágenes hasta ahora desconocidas para ellos/as. Digitalizado y ordenado, además de tener un envidiable archivo fotográfico familiar o empresarial, podrás sacarle partido de muchas formas: podrás realizar un regalo único y emotivo, podrás proyectarlo en televisores o pantallas, imprimir en papel aquellas imágenes que más interesen, crear álbumes digitales sobre temas concretos, diseñar lienzos, murales y montajes fotográficos… Las posibilidades son infinitas, pero el primer paso debes darlo tú. ¿Te animas?
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