Francisco Javier de la Colina nació en Llanes en 1940 tras culminar una de las etapas más dramáticas de la historia de España. Su concepción se produjo en abril de 1939, coincidiendo con el final de la Guerra Civil, y su nacimiento se produjo el 28 de enero, recién iniciado de 1940. De forma involuntaria, perteneció a una generación que afloró como resultado de la paz mientras el país se recomponía de una lucha fratricida que se prolongó durante casi tres años.

Con motivo de la celebración de sus bodas de oro, se ha decidido a publicar sus memorias, en las que repasa su vida y los acontecimientos más relevantes que han ocurrido en ella.
Javier nació en Llanes (Asturias), pero con tan solo tres años de edad se trasladó a Sopuerta, de modo que en todos sus recuerdos está presente su querido «Valle del Sosiego», término que él mismo acuñó en referencia a esta localidad vizcaína. Sus ilusiones, proyectos de vida y gran parte de sus amistades se han forjado sobre este suelo, haciéndole tan soportano como el que más.
Entre 1970 y 1974 fue Alcalde de Sopuerta, labor que desarrolló con acierto y que sirvió para sentar las bases de un pueblo moderno y atractivo
Además de ser padre de familia numerosa, devoto de San Roque, farmacéutico, graduado social e historiógrafo, también fue Alcalde de Sopuerta. Entre 1970 y 1974 se le confió la tarea de dirigir la localidad, labor a la que se entregó en cuerpo y alma llevando a cabo una serie de actuaciones que sentaron las bases de un pueblo moderno y atractivo.

En su prolífica y provechosa vida ha jugado al fútbol en las campas de Lakua, donde décadas después se levantaría la sede del Gobierno vasco; se examinó en el Instituto de Vitoria-Gasteiz, derruido para levantar el Parlamento vasco; y finalmente estudió Farmacia en Fonseca, convertida luego en Parlamento gallego. ¿Puede haber alguien más demócrata que él?

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