A menudo pienso que empecé a escribir «Manuela», mucho antes de nacer, cuando eran otros los que habitaban esta tierra de Ayala a la que pertenezco sin reserva. Ellos dejaron en nosotros su impronta, su manera de hacer, sus sueños y sus anhelos. Cuando nací ya venía con todo eso, con la historia antigua de estos valles, de sus caseríos y de la tierra húmeda y fértil que sus habitantes trabajaron; venía llena de orgullo y lengua propios.
Todos ellos, sus vidas, sus muertos, sus quehaceres, formas y sentidos llenan las páginas en este relato que me ayuda a entender mi presente entroncando con mi pasado; algo que tiene que ver con eso que llaman memoria del mundo. A menudo pienso que es su grafía la que asoma por estas líneas, aderezada, eso sí, con la mía.
Estamos hechos de historias. Esa es nuestra esencia, las historias nos forman, nos crean y nos ayudan a avanzar.
Escribiendo «Manuela» he escuchado las melodías viejas y el sonido de una pelota al golpear la pared de una iglesia; he saboreado el amargor de aquel antiguo txakoli del que hoy, y doy gracias, no queda sino un resquicio de su recuerdo en los nuevos caldos. He revivido las pasiones de aquella mujer fuerte como una roca hasta la muerte, buscando, durante más de tres años, los lazos familiares en archivos y legajos que me han llevado a encontrarme con aquellos nosotros.
Viajando, allá donde se iban los afortunados que podían emigrar al otro lado del mundo, hallé un lugar donde nuestros apellidos formaban el núcleo de una villa, la de San Miguel el Grande, en la Nueva España: Unzaga, Abasolo, Allende, Egia, Mentxaka, Otaola, Urrutxi, Sojo, Aretxederra,…, y supe de sus andanzas y de las luchas de sus hijos por liberar la tierra. Todo eso también es «Manuela».
Inma
Leire dice
Impresionante historia que te engancha desde la primera página. En mi opinión debería ser una lectura obligada en los institutos de Enkarterri para que todos los encartados conozcan esa parte tan importante de la historia de la comarca y cómo vivían sus pobladores siglo atrás. Me planteo la duda de si aún seguirá en pie el caserío de Manuela, y si así fuera en qué condiciones está. Me gustaría verlo y compararlo con el que ha dibujado mi mente.