Nos encanta saber de aquellas personas que, pasado un tiempo después de entregarles la biografía, nos siguen llamando para saludarnos y para decirnos lo satisfechas que siguen con el trabajo, pero recientemente nos hemos encontrado con un caso inusual hasta la fecha.
Hace ya varios años que uno de los hijos de una familia humilde nos encomendó recoger la vida de sus padres octogenarios en un libro. Por entonces, el padre sufría el deterioro físico propio de la edad y de una vida entregada al trabajo, pero gozaba de una gran lucidez mental. La madre, en cambio, disfrutaba de un excelente estado físico, pero mostraba los síntomas de un Alzheimer en estado moderado. El tiempo jugaba en contra de ambos, pero nos pusimos manos a la obra y conseguimos poner en palabras su historia de vida.
Hace unas semanas volvimos a saber de esta entrañable familia por boca de su hijo. El padre seguía achacoso pero estable, la madre continuaba luchando inconscientemente contra una enfermedad hasta el momento imbatible e irremediable. Y decimos luchando porque, además de seguir el tratamiento médico correspondiente, madre e hijo se sientan todas las tardes a trabajar con la mente, y para ello utilizan el libro como una herramienta de inestimable valor.
Madre e hijo se sientan cada tarde a releer la biografía novelada como herramienta para luchar contra el Alzheimer
Una y otra vez releen el texto y visualizan las imágenes y ella, aunque sea por unos instantes, recupera esa vida que le ha arrebatado la enfermedad. Nunca hubiéramos imaginado que una biografía novelada pudiera tener la utilidad de ayudar a batallar contra el Alzheimer, de servir como guión para que una persona aquejada por la enfermedad recordase pasajes de su vida y a personas que tanto han significado para ella. Tarde o temprano la dolencia seguirá su propio camino sin que nada que la frene, pero al menos durante un tiempo sirvió para mantener viva su memoria.
Dicen los estudios que el Alzheimer afecta actualmente a 44 millones de personas en todo el mundo. De ellas, 600.000 están en España, y cada año se detectan 40.000 casos nuevos, lo que hace prever que para el año 2050 alrededor de 1’5 millones de personas vivirán con esta enfermedad.
Los datos son alarmantes, no hay duda de que nos encontramos ante un mal para el cual existe mucha investigación pero ningún remedio. Poco o nada sabemos de esta enfermedad degenerativa que llega de forma sutil y que acaba dejando nuestras memorias en blanco.
Cada año se detectan 40.000 casos nuevos de Alzheimer en España
Tenemos el concepto de que el Alzheimer es cosa de viejos, pero nada más lejos de la realidad. Alrededor de un 10% de los enfermos presenta los primeros síntomas antes de los 60 años. Comienza con leves trastornos de la memoria reciente, como olvidar dónde hemos dejado las llaves o el número de la tarjeta de crédito. Pequeños detalles que achacamos al despiste o al ritmo de vida frenético que llevamos, pero los olvidos se harán cada vez más frecuentes, y llegarán acompañados de la falta de ganas por hacer cosas y de problemas con el lenguaje.
El Alzheimer será, junto al cáncer y las enfermedades cardiovasculares, uno de los principales azotes del ser humano durante el siglo XXI. Quien lo padezca tendrá una esperanza de vida de diez, doce o quince años, pero eso será hasta que su corazón diga basta, porque su mente, en realidad, lo habrá hecho mucho antes.
Es uno de los principales azotes del siglo XXI. Antes de que el corazón diga basta, la cabeza lo habrá hecho mucho antes
No cabe duda que los familiares de una persona enferma de Alzheimer sufren un gran desgaste humano, pero la peor parte se la lleva el paciente porque, ¿de qué sirve la vida si no la puedes recordar?
Somos el resultado de todo lo que hemos vivido. Hemos construido nuestra propia vida y, en buena parte, también la de nuestros descendientes, pero corremos el riesgo de que una enfermedad que cada siete segundos se lleva una memoria, arrample también con la nuestra. ¿Y entonces qué? ¿Qué será de todo aquello que hemos sentido, conocido o visto a lo largo de los años? Caerá en el olvido, será como si nunca hubiera ocurrido.
No dejes que el Alzheimer deje las páginas del libro de tu vida en blanco
Que esto no llegue a ocurrir solo depende de nosotros. Deberíamos tener la prudencia de preservar los recuerdos familiares y transmitirlos a las siguientes generaciones como un legado inmaterial de incalculable valor, porque quizás algún día podamos contárselo de primera mano, pero quizás el Alzheimer decida por nosotros y no sea así.
Antes de que nuestra memoria llegue a esfumarse y se lleve consigo nuestra vida, conserva tus recuerdos. No dejes que el libro de tu vida tenga las páginas en blanco.
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