¿Cuáles son los pensamientos de un soldado antes de entrar en batalla? Nadie puede saberlo. O quizás sí, porque hay quienes se atreven a expresarlo a través de cartas en las que mezclan anhelos, deseos y preocupaciones.
Así lo hicieron más de 230.000 soldados británicos fallecidos durante la Primera Guerra Mundial. Al recuperar sus cuerpos se encontraron misivas escritas a madres, novias y familiares que nunca fueron entregadas. Ahora, todas ellas se custodian en un almacén de Birmingham, en Reino Unido, y han sido digitalizadas para poder ser consultadas a través de Internet. Para obtener una copia hay que aportar el apellido y la fecha de la muerte del soldado, además de pagar alrededor de diez libras.
Un archivo británico conserva miles de cartas escritas por soldados ingleses durante la Primera Guerra Mundial
Por primera vez existe la oportunidad de saber qué pensaban y sentían aquellos soldados a partir de sus propias palabras y detalles personales. Entre esos testamentos de guerra se encuentran los escritos por un antiguo jugador de fútbol profesional y por John Fleetwood, abuelo del músico Mick Fleetwood, de la banda de rock Fleetwood Mac, que murió de disentería el 30 de diciembre de 1915. Estos son algunos de los fragmentos recogidos:
Harry Lewis Lincoln, carta a su esposa Clara:
«Nos han dado una placa con nuestro número, nombre y regimiento y tenemos que llevarla colgada del cuello para que puedan identificarnos si nos matan. Si nunca regreso a casa, dejo al niño a tu cargo y sé que harás lo mejor para él. Habrá una medalla para mí en alguna parte que espero que conserves para cuando él crezca».
Harry murió el 5 de mayo de 1915 en Ypres (Bélgica) a los 26 años de edad.
Joseph Dichburn, carta a su madre, la Sra. Moralee:
En su última carta, Joseph muestra una gran preocupación por su bicicleta: «es una máquina muy buena, vale mucho dinero y ya he pagado por su reparación, pero si hay que pagar algo más, hazlo». Y le indica la dirección de un taller en Lichfield (Reino Unido).
Joseph murió de un disparo en el abdomen en la frontera franco-belga el 13 de octubre de 1914.
Albert Victor Butler, carta a su esposa, Kate Butler:
El soldado Albert fue un jugador de fútbol profesional de los equipos Reading y Queens Park Rangers y en sus últimas letras deja todas sus «propiedades y bienes» a su esposa Kate.
El 3 de mayo de 1916 a Albert le segaron la pierna derecha durante un bombardeo en las trincheras. Murió diez días después, pero de haber sobrevivido, no hubiera podido jugar al fútbol nunca más.
Joseph Witchburn, carta a su madre:
«Me atrevo a decirte que esta será la última carta que recibirás de mí hasta que la guerra se acabe, ya que me estoy preparando para ir al frente de batalla en cualquier momento».
Joseph murió el 14 de septiembre de 1914 como consecuencia de las graves heridas sufridas en el campo de batalla.
Alfred D. Charter, carta a su madre:
El día de Navidad de 1914, el oficial del ejército británico Alfred Dougan Chater escribió una carta a su madre desde una trinchera levantada en el frente occidental. En ella relataba el «extraordinario espectáculo» que presenció en el transcurso de la Primera Guerra Mundial, donde millones de personas perdieron la vida a lo largo de cuatro años.
En concreto, Alfred se refería al alto el fuego navideño que pactaron soldados alemanes y británicos: «Hacia las 10 de la mañana vi a un alemán agitando los brazos y a otros dos saliendo de su trinchera y acercándose a la nuestra (...). Uno de los nuestros fue a su encuentro y, en un par de minutos, el terreno entre las dos líneas de trincheras estaba lleno de hombres dándose la mano y felicitándose las fiestas».
«En Año Nuevo tendremos otra tregua porque ¡los alemanes quieren ver cómo han quedado las fotos!»
El oficial británico continuaba su relato asegurando que intercambiaron cigarrillos y se tomaron fotografías: «No sé cuánto tiempo durará, pero en Año Nuevo vamos a tener otra tregua, ¡porque los alemanes quieren ver las fotos!», añadía.
Al contrario que el resto, esta carta llegó a su destinataria y no está almacenada en el archivo británico. ¿Por qué? Porque Charter fue herido meses después en el frente, pero sobrevivió e incluso llegó a contraer matrimonio con su novia. Murió en Inglaterra en 1974.
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