¿Recuerdas a tu madre o abuela en la cocina, con un cuaderno de recetas escrito a mano sobre la mesa? Antes era habitual en la mayoría de las casas contar con una libreta o carpeta en la que se guardaban las recetas tradicionales de la familia, las que te pasaba alguna amiga o recortabas de una revista.
Habrá quien lo siga haciendo, pero con el paso del tiempo esta costumbre se ha ido perdiendo y ahora preferimos comprar libros de cocineros reconocidos y cocina internacional o buscar en la red, repleta de blogs y videotutoriales que explican paso a paso cómo preparar desde los platos más sencillos hasta los más elaborados.
Pero, por mucho que te guste el sushi o la comida libanesa, ¿a que también recuerdas con especial cariño algún plato que se preparaba en tu casa? Las rosquillas de tu abuela, el flan de la vecina… el problema viene cuando esas personas ya no están y a nadie se le ha ocurrido aprender o apuntar la receta.
En casi todas las familias hay ciertos platos típicos que han pasado de generación en generación, ¿por qué no asegurarte de que continúe siendo así? Puedes preparar un libro o álbum que recoja las recetas familiares y, si quieres ir más lejos, intercalar pequeñas historias, imágenes y costumbres gastronómicas que reflejen cómo ha evolucionado tu familia en este ámbito. Aquí te mostramos un ejemplo, un libro que hemos preparado en Novélame Biografías para M. Carmen P.
Te proponemos algunos consejos para preparar tu propio libro de recetas de familia:
1.- PREPARA EL CONTENIDO
Una buena forma de recopilar ideas para el libro puede ser elaborando una línea del tiempo. Divide las costumbres y recuerdos de tu familia por períodos o etapas, en orden cronológico. Puedes empezar por la infancia de tus padres, por la tuya o la de tus hermanos… depende de cuánto quieras complicarte. Aquí tienes un ejemplo:
Habla con los distintos miembros de tu familia, anota lo que te vayan contando y añade también tus propios recuerdos.
2.- RECOPILA LAS RECETAS
En el paso anterior, además de historias y costumbres, habrás apuntado un montón de platos típicos. Ahora sólo tienes que conseguir las recetas de los que más te interesen: la tarta que solía preparar tu madre en los cumpleaños, el plato favorito de tu padre, las croquetas de tu abuela… Algunas las tendrás guardadas o te las podrán contar pero, para las que se hayan perdido, tendrás que buscar sustitutas que se parezcan lo más posible.
3.- BUSCA FOTOGRAFÍAS Y DOCUMENTOS
Saca los álbumes familiares y selecciona las imágenes que mejor reflejen las historias que has recogido en el primer punto: una foto de tu abuelo para acompañar la receta que él cocinaba, otra de tu hermano junto a la de su plato favorito, el menú de la boda de tus padres o el comedor de casa de tus tíos en los 70. Si quieres incluir imágenes de los platos, seguramente no te quedará más remedio que cocinarlos y sacar fotos.
4.- ORGANIZA LA INFORMACIÓN
El siguiente paso consiste en ordenar todo el material que has recopilado. A modo de introducción, estaría bien que incluyeses un breve árbol genealógico que, con el paso de los años, permita a las nuevas generaciones identificar a las personas que aparecen en los textos sin problema.
Después, puedes intercalar pequeños apuntes sobre la vida de la familia, fotografías y recetas (si lo haces de forma cronológica te resultará más sencillo). No tienes que escribir una novela, solo se trata de dejar constancia de algunos recuerdos y enlazarlos con las recetas. Si en una página vas explicar cómo preparaba tu abuela las alubias, en la siguiente puedes describir el contexto (cómo era ella, cuándo preparaba ese plato o quiénes os reuníais en su casa, por ejemplo).
5.- PREPARA TU LIBRO DE RECETAS DE FAMILIA
Ahora te toca decidir cómo conservar la información. Aquí te damos algunas ideas:
- Cuaderno o álbum: escribe los textos a mano y pega copias de las fotografías, la complejidad del trabajo sólo depende de ti. Puedes preparar desde un simple cuaderno de notas hasta un álbum que siga las técnicas de scrapbooking más complicadas. La parte positiva de este formato es que podrás seguir añadiendo textos, recetas y fotografías según vayan pasando los años. La negativa, que no va a resultar fácil hacer copias del mismo para compartir con tus familiares.
- Procesador de textos: es una opción casera y barata. Prepara un documento en Word u otro programa similar e imprímelo en tu casa. Después puedes encuadernarlo, meterlo en un archivador o enviárselo por correo electrónico a tus familiares, que quede más o menos bonito dependerá de tus habilidades con el programa.
- Álbumes digitales: las páginas de impresión de álbumes digitales más conocidas incorporan programas que te permiten preparar el tuyo online antes de encargarlo. Si tienes tiempo, es una opción recomendable, y te permitirá imprimir el número de copias que necesites.
- Contratar a alguien: si no tienes tiempo o no te ves capaz de preparar el libro… siempre puedes contactar con alguien como nosotras para hacerlo.
Y ahora, ¿te animas a preparar tu libro de recetas de familia?
Pilar dice
Me ha encantado la idea. Cuántas recetas y cuántas historias se han perdido en todas en las casas!